jueves, 3 de octubre de 2013

Hacia el desarrollo de la autonomía...



Uno de los pilares más importantes del segundo ciclo de Educación Infantil es el desarrollo de la autonomía, la independencia y la adquisición de hábitos.
Para saberse y sentirse uno y distinto de los demás no queda otra que trabajar los hábitos si lo que se pretende es la conquista de la autonomía. Dos palabras que pueden confundirnos e incluso quedar relegadas si no entendemos que cada paso hacia la “independencia” tiene su tiempo, el cual no podemos ni debemos desperdiciar, porque el fijar bases sólidas desde el nacimiento redunda en crecimiento y confianza en la propia capacidad.
 El tema daría para muchos posts, pero hoy nos vamos a centrar en los hábitos, los que hacen posible la autonomía del niño de 3 a 6 años.
  Al igual que el resto de tareas educativas, el tratamiento de los hábitos está afectado por estilo de aprendizaje. Un breve posicionamiento puede ser clarificador e indispensable antes de ponerse finalidades y seleccionar pautas.
  Para saber qué vamos a pedir hay que conocer al niño, a quién se lo vamos a pedir y el cómo se lo vamos a pedir.
  Consideramos al niño:
  • Como protagonista de su desarrollo, solo con oportunidades para la experiencia verá preservada su iniciativa, la posibilidad de conocer y aprender con y de sus propios logros y errores.
  • El niño desde el nacimiento es absolutamente dependiente del adulto. Para encarar exitosamente el camino de su autonomía precisará de la visión atenta, afectuosa, desprendida y generosa del adulto.
  • La optimización del aprendizaje pasa en Educación Infantil por el reconocimiento por parte del educador de las peculiaridades de las que goza cada niño . Tiene un ritmo, unas necesidades, unas características y unas potencialidades que el adulto debe saber ver, comprender, reconocer y atender.
  • Así, la exigencia educativa deberá ir de la mano de la madurez, sin perderla de vista, apoyándose en ella.
Desde estos principios, en el colegio nos planteamos la organización de todas aquellas situaciones (en este caso muy ligadas a lo biológico) que tienen tanto que ver con el adulto y que, sin embargo, cuentan con la finalidad de conseguir la independencia.
  • Con planificaciones ordenadas y adecuadas.
  • Desde la disponibilidad generosa y atenta del adulto (observar, escuchar, acoger)
  • Desde una conducta coherente y estable (somos referente y modelo)
  • Desde el conocimiento de las posibilidades del niño, con actitud comprensiva (no se puede pedir lo que no son capaces de dar)
  • Respetando la iniciativa del niño (aliento en los intentos, apoyo en los momentos confusos)
  • Ayudando a ir un poco más allá (la educación para que sea crecimiento debe implicar reto, el proteccionismo suele ser atrofiante)
  • Haciendo gala de accesibilidad, tolerancia y firmeza.
  • Haciendo uso continuado del lenguaje como apoyo imprescindible para que el niño logre dar significado a lo que hace.
  • Es el adulto el que al principio dota de sentido y razones a lo que el niño hace (desde lo sensoriomotor a lo intelectual y la reflexión)

Aquí os dejamos con algunos ejemplos de autonomía y adquisición de hábitos en el cole:







En definitiva, creemos que si las experiencias de cuidado, alimentación, descanso, higiene, salud, relaciones sociales… han sido positivas, el niño accederá con facilidad a asumir el manejo y control de sus capacidades.

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